El poder interior

02.08.2014 00:00

Por I:.P:.H:. Beatriz Arias Arévalo 33° MA

Desde la época de los grandes filósofos griegos del siglo séptimo antes de cristo, ya se trataban ideas metafísicas enfatizadas por Sócrates. Platón, discípulo de Sócrates como buen griego sostuvo la supremacía de la razón, lo inteligible sobre los datos que nos proporcionan los sentidos perceptivos. Afirmó que muchas personas preferían vivir en el mundo sensible como si fuera el único mundo. No obstante lo único verdadero es aquello que podemos contemplar mediante el intelecto, ese  mundo inteligible que se encuentra en una dimensión ideal, espiritual. En este mundo se encuentran las ideas y los modelos, que son en la perspectiva platónica los seres verdaderos.

 

Las ideas  se encuentran en el mundo sensible, pero son una copia de las ideas que moran en el mundo inteligible. Mundo inteligible, en este no se puede acceder con el uso de los sentidos, sino que se llega a través de la Razón. El mundo inteligible se considera la auténtica realidad del ser. Allí donde encontramos la conciencia cociente, la conciencia verdadera, donde encontramos el origen de todas las ideas, siendo la idea  principal la Idea del Bien, que ciertos textos, suelen identificar con  dios.

 

Otra de la ideas es la idea de la belleza, la idea de verdad y la idea de matemáticas, analizando estas ultimas la belleza se encuentra en toda la naturaleza y creación, siendo además una de las virtudes del ser, la verdad esta implicada en lo bueno y perfecto del ser, las matemáticas son perfectas, infinitas, no cambian,  tenemos así que 2 por 2 siempre Será 4 y 2 más 2  es 4, la numerología es infinita.

Para Platón existe un mundo verdadero al cual se llega mediante un proceso de desprendimiento, despreciando todo lo material para buscar lo espiritual. Las personas estamos constituidas por un cuerpo y un alma, el cuerpo es mortal y el alma es inmortal. El alma se encuentra en constante lucha por encontrar el camino de liberación para volver a su estado original y poder contemplar la verdad nuevamente, pero tiene que superar las limitaciones que le impone el cuerpo.

 

Aristóteles nos habla sobre la Esencia y la Existencia del ser, la esencia es aquello que persiste en el cambio, hace que algo sea lo que es. La existencia es permanente y necesaria. Acordémonos de Epicuro quien  dijo “Pienso, luego Existo “. El famoso imperativo Socrático “conócete a ti mismo “, el hombre conoce sus virtudes y debilidades, sus amores y odios, sus anhelos y desesperanzas, sabe lo que hay muy profundo en su interior, encamina al hombre  hacia su interioridad para hallar allí los conceptos y las ideas propias.

Conocerse a si mismo tan profundamente, donde nosotros tenemos la capacidad de discernir entre lo correcto de nuestros actos y lo equivocado. Cada individuo tiene la facultad de poder juzgar su propio comportamiento, ante los demás.

 

La finalidad de la iniciación es que el adepto se incorpore a un nuevo estado de conciencia, a una nueva manera de ser interior, que solo puede reconocerse desde adentro, desde su templo. Despertar de la conciencia es pasar de un estado de conciencia confuso, inconstante, tempestuoso a un estado de silencio, de firmeza interna, de paz, de luminosidad, es la realización espiritual del hombre, es pasar de la fase interior del devenir, a la superior del ser. De un mundo físico a un mundo metafísico. (De la percepción, a la aprehensión hasta lograr el  entendimiento).

Sin la conciencia no hay vida y no hay ser. Porque para ser, tenemos que estar conscientes de ser. Independientemente de la forma en que intentes resolver este problema metafísico, respecto a que o quien fue primero. La conciencia, la mente, la vida es el elemento básico de todo. La conciencia consciente es la actividad o fuerza causal del elemento básico: vida.

 

Los objetos materiales son la identidad visible de la causa universal, que llamamos conciencia, mente. Es el mundo inteligible al que refería Platón. Por eso Jesús dijo: “A Dios nadie le ha visto jamás”. Lo que comprueba que esto es correcto, es que se puede observar, que donde no hay conciencia, no hay vida, y por consiguiente no hay ningún ser. La conciencia despierta al punto del auto ser consciente, se logra la habilidad de razonar. Y si continuas razonando hasta alcanzar la comprensión de  que la conciencia correcta, engendra el pensar correcto,  llegarás a comprender que este, es causativo. Sigamos haciendo la tarea de la autocorrección y autodesarrollo. Cuando hayamos alcanzado esto, lo demás llegara en su orden perfecto ”Nosce te ipsum” (Conócete a ti mismo).